Nos quedamos de ver en el Centro Histérico, mucha gente, muchos coches, no había mucho tiempo para cenar así que mejor nos fuimos a ver primero el espectáculo de luz y sonido en ese magestuso escenario.
Una ligera mojada por estar tan pegados a la pantalla de agua y un sentimiento tricolor-alegre nos dejó con las pupilas iluminadas y el corazón alegre.
Si puede vaya a verlo, mañana es el último día, mejor dicho noche.
Se lo recomendamos ampliamente Marco y yo.
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