23 jul 2009

La Isla de los Perros

En una de nuestras andadas una tarde en la gran Tenochtitlán, rodeábamos el Templo Mayor y accedimos a él, dejamos pasar a un pequeño grupo de turistas y nos recargamos con los codos en los barandales posteriores entonces dijiste:
¿Sabías que éste lugar fue conocido como “La Isla de los Perros”?.

-Nop.

Entonces una pequeña sonrisa apareció en tu rostro, misma que he aprendido a identificar, cuando estas a punto de enseñárme algo, tomas un poco de aire he inicias tu relato.

-Sabes, sé que se le llamó “La Isla de los Perros” entre otros lecturas por un libro que leí hace ya algunos años, del mismo nombre, escrito por Miguel Alemán Velasco y en él relata las vivencias del capitán Español Alonso de Ávila, subordinado de 1era. clase de Hernán Cortés, quien recibe en recompensa a su valentía en la conquista de México, el terreno llamado “Isla de los Perros”, solar que sirvió de asiento al Templo Mayor, consagrado por los Aztecas a Tláloc y a Huitzilopochtli.

En éste sitio hay una maldición, “La maldición de Huitzilopochtli” que comienza a cumplirse cuando recae sobre quienes violan los Secretos del Templo Mayor, de un inicio sobre los de Ávila y su descendencia.

Tiempo después de la conquista, cuando época de lluvias e inundaciones, se notaba que era la única parte libre de agua y por ello los perros se guarnecían en ella.

Aunque la verdad me tarde mucho en leer el libro, que para alguien con un poco más de tiempo o una lectura más ágil, hubiera terminado por más en la mitad de tiempo en que yo terminé. Pasé por varias sensaciones al brincar de una página a otra o de un capítulo a otro, el porqué, cómo y hasta dónde llegó Cortés; no me dejan de impresionar incluso la suerte que tuvo para llevar a cabo la conquista.

Leerlo como el diario de Alonso de Ávila y que en algún momento pasa la primera voz al escritor, encuentra una continuidad en el tiempo recorriendo las épocas más representativas que ha tenido este lugar de quienes su tragedia fue ser descendiente de los De Ávila.

Pocos han sido los libros que con gusto de regreso sus páginas al azar, volverlo a leer y seguir un tanto más adelate, un verdadero gozo reencontrar esas historias.

Amor, te agradeszco mucho lo que con éste libro llego: La visita al Templo Mayor, nuestras pláticas en el coche sobre el libro cuando el tráfico era infernal, las sugerencias para leer otros libros, el trabajar en un futuro en tu proyecto de animación y hasta el cafesito con donitas de el día que me prestaste el libro; en fin todo lo que he aprendido.

Gracias Mai lov.


Y el final, el cierre de éste libro termina con una pregunta por más fascinante
¿“Habrán quedado satisfechos los Dioses o seguirá la venganza”?